De la tierra a Dorania (LIBRE)

He vivido en la tierra desde que nací. Provengo un Breezek, una ciudad secreta de hechiceros en la tierra. Nadie conoce su existencia, solo nuestra especie. No encontraba a la maldita Samantha Benson por ningún lado. Esa chica desde que la vi por última vez en el bosque que había desaparecido. No sabía donde estaba, temía por su vida ya que esa chica me gustaba mucho.

En fin, me hallaba jugando al escondite con mi hermana Elizabeth y huíamos de mi hermano Justin para escondernos. Llegamos a unas cuevas, vimos el vórtice y lo atravesamos. Luego no sé que pasó. Había llegado con mi hermana hasta un extraño lugar, una especie de bosque encantado y luego me había separado de ella. No la encontraba y comencé a mirar a asustado de un lugar a otro.

Me sonrojé por lo que dijo Coryn y sonreí picaronamente mientras la miraba.

- ¿Qué te hace pensar eso? Aunque si, lo admito. Pero ante todo pienso protegerla, por encima de todo.

- Lo admito. - le dije rendido -. Princesa Corinne, ¿en serio me ves capaz de hacer esas cosas? - le pregunté alzando una ceja -.

Fruncí el ceño y la agarré en brazos divertidamente.

- ¿Ah si? Pues no te pienso bajar. - le dije bromeando -.

La solté con cuidado y luego sonreí. - La próxima vez te haré cosquillas, sé que no las puedes aguantar. - le dije riendo -.

- Bueno, tengo ganas de que llegue el baile. - le dije con emoción -. Con algo de suerte me la llevaré a Isabella a hacer una escapadita por los establos. - murmuré -.

Me sonrojé ya que me había escuchado. - Bueno, a mi me encantaría llevármela a los establos. Por las noches no hay nadie y es el lugar perfecto para amarse. - le dije sonriendo travieso -.

- Si soy un ángel. Tengo aspecto angelical. - le dije poniendo cara de inocente -.

- Bueno, díselo a las chicas a las que he salvado. - le dije divertido -. Soy el perfecto príncipe. - sonreí presumido y saqué mi espejo -.

Escuché lo que decía Percy y reí bajito. -Suena gracioso, aunque parte de lo que dice es verdad. -les dije mirándoles.

Le sonreí a Isabella mientras hacía aparecer un jazmín y se lo colocaba delicadamente en su cabello ondulado.

- Isabella, tu eres la perfecta princesa. Eres hermosa y dulce. - le dije sonriendo seductoramente mientras le guiñaba un ojo -. ¿A que clase de chico no le vuelves loco tu? Hay que ser tonto para no quedarse encandilado por tu belleza. Posees unos hermosos ojos.

Vi a un chico clavado a Jonathan y parecían asustado, así que lo tranquilicé.

- Tranquilo, está ahí. - le dije señalando a Elizabeth y Jonathan -.

Vi que el chico era desconfiado, tenía que demostrarle que no iba a hacerle nada.

- No te preocupes, lo importante es que están a salvo. por cierto, mejor que durante vuestra estancia estéis en mi castillo. Estarán seguros, de verdad.

- Bueno, pero si quieres yo os puedo ayudar. - le dije mirándole -. Atravesasteis un vórtice, no pueden regresar si el vórtice.